Mr Phuy

CINEMA, PERRA CODICIOSA


Abbas Kiarostami
Close-up

La nostalgia es un lactobacilo que sobrevive a duras penas. La melancol�a, un �leo sobre tela que ilumina la ciudad propulsado por la bicicleta de un anciano. Eran rel�mpagos, no simple interferencia en la TV. La l�nea detonante de Close-up no vale la pena; el film, s�. Extraordinario en su simpleza, a�n para los est�ndares de Abbas Kiarostami que ha volcado su po�tica hacia el agua. Aunque no seas capaz de creerlo, el tr�o de frailes sigue recorriendo el puente con la misma fe �para los frailes, al menos para estos tres, la fe es un combustible incorrupto� como hace a�os, buscando al ni�o. Lo dejaron de buscar las mujeres inconsolables cuando hallaron consuelo y los detectives que pagaba el mandam�s apenas suspendido el pago. Tienen pistas m�nimas: antes de desaparecer en la corriente el ni�o se embarr� de bet�n, sabe montar a caballo y su debilidad son las cercan�as del cielo salvaje, quiero decir las salvajadas del cielo cercano, en fin. El agua es tantas cosas.

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Atom Egoyan
Family viewing

Los hombres brillantes del Summer of Love en los 1960 conoc�an todo sobre el amor, seg�n esto. Los radiantes de 1990, seg�n Perry Farrel, lo empu�aron en cinco temblorosos dict�menes:
1. Nunca he sentido el amor.
2. No s� lo que es.
3. S�lo me entero del amor si alguien me quiere.
4. Quiero, si alguien me quiere.
5. S� que alguien me quiere, pero no s� m�s.
Cargamento y molaza entre generaciones. Obtusos vs escalenos, aj�as vs cucurrucuc�s, unionistas vs confederados. En 1960 Winnie Pooh era apapachado por mujeres con el alma de oboe; en 1990, m�s madurito, se dejaba amamantar por Goebbels. Exactamente el mismo osito. Mierda, �y si hubi�ramos visto Family viewing a sabiendas del batracio animado y no enga�ados por el m�rketing, enamorados, metidos en un b�nker?

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Kinji Fukasaku
The Yakuza Papers - Battles Without Honor & Humanity

A bordo de un jeep, los Yakuza encapuchan al testigo. Lo llevan a identificar cad�veres. Movido por el tedio y de ninguna manera obligado, el testigo confiesa a los Yakuza de uniforme pistache lo que nadie sab�a: que en su versi�n favorita de la Ultima Cena Judas se niega a comer y quiere hablar a los comensales de los besos de mam� en la cima del Si�n, pero al no haber �nimos de escucharle y pese a tener de buenas al Maestro, chilla no sabemos qu� cosas y se larga con ganas de partir la historia en dos. Los Yakuza respetan al testigo. Ellos, a lo suyo. Docilidad, figurismo, clav�culas de acero. En lo m�s hondo de la noche llegan a la fosa com�n y apilan los cad�veres en una cuna de hormig�n donde el testigo reconoce a todos... menos a Sergey. Como si el perfil latinoide, la boca achilindrada y el cr�neo roto no fuera suficientes para decir "Caramba, es �ste".

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